domingo, 7 de octubre de 2012

Pequeña.

Pequeña, la vida para ti ha sido como el camino de una montaña rusa, con sus subidas y sus bajadas. Aunque no quieras demostrarlo, sientes las cosas muy adentro, todo toca tu gran corazón. Y eso te ha hecho crecer como persona. Simplemente por eso, vales mucho.

Todo empezó con una duda, algo que empezaba a ser extraño dentro de lo que cabía en una vida "normal" para ti. Te lo guardaste dentro, muy dentro y con el tiempo esa duda fue creándote una extraña sensación. No hay nada peor en esta vida que vivir eternamente con la duda, y tú, aguantaste muchos meses, hasta que un día decidiste soltarlo, liberarte de ella. Por suerte, recibiste la respuesta correcta, y esa persona te ayudó a aclararte las ideas. Pero no fue tan fácil, ya que en esta vida siempre hay algo que nos quita la felicidad. Cuando mejor creías que ibas por el camino de tu vida, caíste en un profundo túnel. Todo estaba oscuro, nadie te podía ayudar y únicamente veías a esa persona que te había quitado lo que más querías. El dolor era inmenso, las ganas de llorar eran inevitables, y tú te sentías tan tan pequeña...
Llegaste a sentir mucho en unos pocos meses, dabas todo de ti y no te importaba mantener todo en secreto para poder amar, porque ese amor era solo vuestro. Las canciones, conversaciones, miradas, besos y recuerdos pasaban por tu mente a diario, ya que tenías que convivir con esa persona más de 6 horas diarias. Era duro, demasiado. Pero aún así no perdiste la esperanza, y semanas después, aquello que tanto querías vino de vuelta a buscarte. Le perdonaste todo, porque sí, le amabas por encima de todas las cosas,por encima de todo lo que había hecho.
El tiempo fue pasando, y aún creyendo que no podías enamorarte más, lo hiciste. Los días giraban entorno a vosotras, compartíais algo  muy fuerte, y juntas, decidisteis dar un paso más.
Largas noches, preciosos amaneceres, desayunos, comidas, tardes, cenas. Todo era para ti tan perfecto que se te olvidó que el final tenía que llegar tarde o temprano. Y ese final llegó. Aunque de una manera relajada, viéndose poco a poco. Tal vez por eso el impacto no fue tan grande. Pero eso no quitó el dolor.

Pequeña, una ve te dije que las heridas a medida que van pasando el tiempo se van curando, y finalmente cicatrizando. Tú negaste con la cabeza, "eso a mí no me va a pasar, será incurable". Ya no sé el dolor que te produce tocar la cicatriz que tiene tu corazón. Solo sé que como yo, al recordar todo lo vivido, queramos recuperar esos momentos en los que todo iba bien. Pero pequeña, el pasado, pasado es.

No hay comentarios: