martes, 6 de octubre de 2015

Y perdernos por Granada.


Siempre pasa lo inesperado.
Un cruce de miradas, una sonrisa, una caricia... y caí.
Caí de nuevo en el juego, en el quiero no parar de mirarte, de decirte que llegas en el momento más oportuno, de suplicar una vez más que pare el tiempo por las noches para seguir hablandole. Diciendole que de todo se puede salir, que el pasado se deja atrás, que los nuevos comienzos, las nuevas personas, te hacen revivir.
Lo llaman mariposas, yo siento que nazco de nuevo; poder mostrarte cómo soy, cómo era, conocerte, besarte y pincharme con los pelillos de tu barba. Escribir poesía por los callejones de esta nueva ciudad y perdernos, perderme en ti.
Hazmelo de nuevo, haz que ría al compás de tus historias sin sentido, incluso haz que ponga los ojos en blanco delante de esa profesora que tanto nos amarga. Haz que recuerde esa noche en la que el alcohol acabó conmigo y  haz que nadie se entere de lo de dormir abrazados, de eso que me dijiste en el oído y se quedó grabado en mi almohada; pero sobre todo, haz que vuelva a creer en eso que llaman amor.