Nunca pude imaginar, hace exactamente un
año, que todo lo que he vivido en este tiempo, hubiera podido pasarme. Y es
que, la vida es así, lo que más deseas, nunca sucede; mientras que en lo que
apenas piensas, invade cada uno de tus días.
Ojalá pudiera escribir una frase que
resumiera todo lo pasado, que le recordara todos los
sentimientos que sentimos, cada momento que vivimos juntos, y las estupideces
que cometimos. Pero hoy, un año después, soy incapaz de encontrar esa puta
frase.
Hace
tiempo, me hice una promesa. Le esperaría. Esperaría a que este verano volviese
a venir, como me prometió, y si no lo hacía, perdería todas las esperanzas en
volver a verle. Pasaría a ser la nada. Como recuerdo: una persona virtual, ocho
meses desperdiciados sin ni siquiera poder tocar a eso que creía real.
Y sé que
ahora, encerrada en esta habitación de un pueblo perdido celebrando sus
fiestas, con todas las canciones que escuchaba cuando empecé a conocerle y que
inmediatamente me llevan hacia él, soltaré las últimas lágrimas por su
ausencia, por sus promesas incumplidas, y su falta de sinceridad.
Ya nunca
más imaginaré ese encuentro repentino que podríamos tener, esas miradas que ambos
merecemos desde hace tiempo, la reacción que tendríamos…
Todo
quedará, como el incómodo y doloroso recuerdo de aquel mentiroso amor a
distancia.