lunes, 27 de mayo de 2013

Pensamientos mezclados con sentimientos.


No entiendo.
¿Por qué esta dejadez? ¿Qué ha pasado? 
Aquel rayo de esperanza se ha apagado antes de alcanzar el cielo. Prometía mucho, aunque no ha mostrado nada.
Sé que al luchar por algo, uno saca todas sus fuerzas y ganas para conseguir lo deseado, pero el juego no termina una vez obtenido el premio, hay que luchar por conservarlo, hay que mantener esas fuerzas día tras día.
Creía en un principio que eras lo que necesitaba, pero ahora no estoy segura. Dejé muy claro que no confío en la palabra de la gente, ya me han herido miles de veces y solo confío en los hechos. Pero... ¿Y si no hay palabras ni hechos? Entonces, ¿qué sentido tiene todo?
Siempre busco motivos a las preguntas que rondan por mi cabeza, a las cosas que me hacen pensar y pensar, y siempre me hago la misma pregunta ¿merece la pena? y si la respuesta es "no" corto el asunto de raíz. No me gusta malgastar el tiempo, es así de sencillo.
Así que ahora no se que hacer. Mezclo pensamientos con sentimientos y me repito continuamente que tiempo atrás me prometí no volver a entrar en este juego. 
Dejarlo pasar, o no dejarlo pasar, esa es la cuestión...
Ahora solo quiero callar mis pensamientos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Hope


Algo tan sencillo como un trozo de plástico lleno de aire, era un estallido de sentimientos desenfrenados para ella. Algo que la empujaba a seguir, a creer en sí misma, a dejar atrás las dudas y luchar por lo deseado.
Y todo gracias a un pequeño recuerdo, que se convirtió hace ya bastante tiempo, en su apoyo durante las caídas.

Era un tarde de ambiente cálido, no muy soleada, próxima a la primavera. 
Sentada en un banco, en la cima de una colina, miraba a su alrededor. Niños corriendo felices, padres charlando no muy lejos, parejas caminando de la mano...  Todo era contradictorio a lo que sentía en su interior. 
Felicidad. 
Tristeza. 
Vida. 
Muerte.
De repente, alguien se sentó a su lado. Era un señor de avanzada edad, con cara amigable y rebosante de sabiduría.
-El mundo no acaba cuando tropiezas con una piedra.
Le miró extrañada. ¿Qué hacía aquel hombre hablando con ella? Miró hacia otro lado intentando deshacerse  de una incómoda conversación.
-Mírate, ni tu misma quieres aceptarlo. No puedes llorar por cada batalla perdida, tienes que encontrar los ánimos para volver a luchar sin pensar que volverás a perder. Hay que tener fe, esperanza.
Ella volvió a mirarle extrañada preguntándose si aquel señor barbudo no estaba delirando.
-A ver cómo hago para que lo entiendas... - El hombre pensó un par de segundos y sacó un globo vacío del bolsillo de su chaqueta de cuadros beige y burdeos. - ¿Ves este globo? Ahora mismo es solo un trozo de plástico, pero tu puedes llenarlo de lo que quieras: amor, alegría, vida....
Con sus ojos puestos en aquel pequeño trozo de plástico, pensaba qué hacía ella siguiéndole la corriente a un viejo chiflado.
-Sigues sin entenderlo, ¿verdad?- El anciano miró al cielo y suspiró.- A ver.. Todo lo pequeño e insignificante, siempre que lo acompañes de algo bueno, se hará grande, dejándose llevar por lo bueno que le mantiene así. 
Pero... ¿A dónde quería llegar aquel anciano?
- Si tomas este globo como uno de tu problemas y lo llenas de esperanza, el viento lo alejará de ti y te sentirás libre. ¿Por qué no pruebas? 
El anciano le extendió su frágil y arrugada mano para que cogiera el globo. Entre la confusión y la intriga llenó con sus pulmones esperanzadores aquel trozo de plástico que simbolizaba sus problemas, todo lo malo que le había pasado durante esa semana, ese mes, ese año...
-Necesitas ponerle un nudo para poner punto y final a la angustia y el sufrimiento que llevas soportando y declarar que estás preparada para seguir adelante- añadió aquel sabio mientras terminaba de llenar lo que ahora era una inmensa bola de aire rodeado por un fino plástico rojo.
La chica obedeció y siguiendo los pasos que el hombre le indicaba, se puso de pié y lanzó el globo dejando que el viento lo manejara a su antojo. A su espalda oía un "Esperanza. Es lo único que necesitas..."
-Gracias- dijo entre un suspiro dándose la vuelta para contemplar a aquel anciano que la había librado de sus problemas. Pero ya no estaba ahí, ni tres metro más lejos. Había desaparecido.
Solo quedaba aquel globo con sus problemas luchando contra el fuerte viento para encontrar un lugar en el que desaparecer de su cabeza y poder, al fin, ser libre.