lunes, 2 de noviembre de 2015

'Ya verás' entre ketchup y mostaza.

He decidido dejar de utilizar etiquetas, ir dejando que las cosas pasen poco a poco.
Quizás bebo más de la cuenta, y más de una noche me he despertado en cama ajena, buscando mi ropa interior detrás del sofá. Ese que no escuchó mil doce veces que no sé bailar.
Quizás mis planes quedaron lejos de la realidad que estoy viviendo. Pero poco pude hacer mientras pasaban las semanas y no escuchaba ese "quédate" en la estación de tren.
Pero sí escuché un nuevo comienzo, treces que dan buena suerte y abrazos fuertes los días de frío. Parece que revivo el otoño de 2013, gritando bajo estrellas los daños del pasado, sintiendo el comienzo de algo bueno junto a la silla de al lado, agarrando nuevos meñiques...  Queda esperar a diciembre.

Juro que por un momento olvidé todo y me dejaste de importar, ni si quiera noté tu presencia en aquel callejón, Andrés ya no me sonó triste. Hasta que escuché su "Ya verás" manchada de ketchup y mostaza a las cinco de la mañana, sin verte pegar saltos de alegría, suplicando que se me bajara el colocón. Y desde entonces, no puedo dejar de preguntarme qué será de ti. Nada que decir me acompañó el domingo, suplicando casi sin querer, que fuesen reversibles aquellas noches de infierno en las que nos recordábamos en la distancia, con  mensajes claves cantados por ese pájaro azul.

Pero nada de eso pasó. Y yo seguí con mi vida.


No hay comentarios: